RGB y CMYK son dos términos muy utilizados en nuestro argot profesional pero que a veces confunden a quien los utiliza dando lugar a “serios problemas”.

Voy a intentar resumir, de una manera sencilla, ambos términos para que puedan sernos a todos de utilidad.

RGB: La descripción de este término viene del inglés Red, Green, Blue (Rojo, Verde, Azul) y es el modelo adecuado para representar imágenes que serán vistas en monitores de ordenador. Los monitores de ordenador muestran siempre los colores con el modelo RGB.

Como no todos las pantallas están configuradas iguales, los colores pueden varíar según en qué monitor lo estemos visionando.

CMYK: Cyan, Magenta, Yellow, Black (Cyan, Magenta, Amarillo, Negro) es un modelo de colores que se emplea en la impresión con tintas. Aunque CMYK (llamado también cuatricromía) es un modelo de color estándar, los colores también pueden variar dependiendo de la imprenta y de las condiciones que se den para la impresión. Por eso, cuando queremos un color/es muy específico/s (como pueden ser los colores de nuestro logotipo) tenemos que recurrir a las tintas planas añadidas a esa cuatricromía.

Así pues, las imágenes generadas para ver en pantalla (como decíamos en RGB), nunca pueden enviarse directamente a la imprenta. Éstas, se deben convertir a su equivalente en el modelo CMYK que es el idóneo cuando queremos imprimir con tintas.

Si por descuido imprimimos un documento en RGB, podemos encontrarnos con la muy poco agradable sorpresa de que el resultado final no se parece mucho a lo que estamos viendo en la pantalla.