Yo siempre la encuentro cuando viajo en coche como copiloto… Es sentarme, mirar por la ventanilla, contemplar el paisaje, y zas, zas, zas… Lo cierto es que, sabiéndolo, nunca llevo una libreta, y termino escribiendo en los márgenes blancos de alguna revista, en el reverso de tickets que llevo en la cartera, en el plano de carreteras de Asturias escondido en la guantera. En fin, en lo primero que pillo.

Hay otros lugares que favorecen tremendamente ese momento de iluminación: tomando unas cañas, en la ducha, haciendo alguna actividad especial… Los clásicos siempre funcionan.

El caso es que las ideas siempre llegan en lugar más insospechado, que por otro lado, casi nunca es la oficina.

Por eso, es tan importante mantener la mente siempre abierta, mirar a tu alrededor como si fuera la primera vez, disfrutar al máximo con cada actividad, fijarse en cómo se comportan y reaccionan los demás. Así, nos vamos alimentando de experiencias que luego, cuando menos te lo esperas, reaparecen en forma de idea.

Y tú, ¿dónde encuentras tus ideas?